
Todo el mundo conoce los relojes, y mucha gente usa reloj o tiene relojes en su casa. Saben como son y las características generales. Ahora les voy a contar la historia de un reloj, pero no un reloj como los que conocen, sino un reloj que anda para atrás. Éste a simple vista era uno como cualquiera, pero la eculiaridad que tenía no era simplemente que sus
manijas fueran en sentido contrario, sino que devolvía el tiempo.
Éste
reloj no era así porque sí, sino que él había deseado ser así. No
quería ser un reloj como cualquier otro, entonces cuando el relojero, su
creador, lo estaba armando, le dijo:
-Relojero,
quiero ser diferente. Hazme diferente. Quiero ser un reloj único en mi
especie, el mejor reloj de todos, el más especial, el más cotizado e
inconfundible. Me gustaría andar para atrás.
Y
el hombre como bien se lo había pedido, decidió satisfacer al reloj e
hizo que las manijas fueran en sentido anti-horario.
No sabía porque el
reloj quería algo así, no serviría de mucho eso en un reloj, no tenía
mucho sentido, pero como se lo había prometido al reloj, lo hizo, pero
antes, grabó una inscripción en la parte de atrás del reloj, advirtiendo
la extraña característica de éste:
-Para todo aquel que lo use, que le sea bien servido, mas nunca lo será porque este reloj anda para atrás.
Y
luego se dispuso a modificarlo, entonces le dio cuerda. Pero en ese
momento, algo muy extraño pasó, ya no sólo andaba al revés, sino que
también retrocedía el tiempo.
Esto
provocó mucha infelicidad en el reloj ya que ha medida que iba pasando
su vida, el tiempo iba yendo hacia atrás. Vio como el relojero se fue
haciendo más y más joven hasta desaparecer. En el transcurso de su vida
conoció a mucha gente, pero enseguida las personas lo olvidaban, porque
él, en su pasado no existía.
Así
iba su vida, hasta que un día llegó a mis manos y se le acabó la
cuerda, entonces ya no pudo andar más. Leí la inscripción y no lo
entendí muy bien ¿de qué servía un reloj que marchara al revés?,
entonces me dispuse a echarlo a andar nuevamente, pero cuando iba a
hacerlo, el reloj me dijo:
-Por
favor no lo hagas. Sé que en este momento no cumplo función alguna.
Estoy detenido y no sirvo para nada, pero prefiero morir de viejo en un
cajón, llenarme de polvo y quedar obsoleto antes que seguir andando y
llevando a las personas al pasado. No puedo hacer ningún amigo y no me
relaciono con nadie.
El único ser humano con el que hablé y me quiso,
fue el relojero que me creó, pero por mi culpa se ha ido. Porque yo vivo
el pasado, llevo a la gente a este, y cuando están ahí no hacen más que
cuestionarse, pierden toda esperanza de algún cambio, porque lo que
está hecho ya no se puede alterar, y todo sigue igual, hasta que en
algún punto desaparecen o me olvidan simplemente y ya no sé más de
ellas.
Entonces nuevamente quedo solo. No sirve de nada ser el mejor
reloj de todos, el más especial, el jamás visto, si nunca nadie me
recordará por eso, sino por el daño que causé. Es más ni siquiera me
recordarán, no seré más que un segundo de sus vidas y luego me iré. Así
que por favor déjame así, no me des más cuerda y déjame morir en
obsolescencia.
Así lo hice yo, no le volví a dar más cuerda. Y el reloj fue confinado a un oscuro cajón que nunca se abrió, sino sólo cuando quise cambiar algún error de mi pasado. Como por ejemplo escribir una historia de un reloj que camina al revés.